La soja y el maíz en secano presentan deficiencias hídricas casi permanentes debido al volumen, distribución y variabilidad de las precipitaciones, durante el ciclo de los cultivos. “Esta situación hídrica, es la que justifica los resultados de rendimientos escasos en ambos cultivos, en relación al potencial que determinan las condiciones ambientales, la fertilidad de los suelos y las tecnologías aplicadas, señaló en el marco del recientemente finalizado Simposio Nacional de Agricultura, el ingeniero agrónomo Luis Giménez.
Las declaraciones fueron vertidas previamente a la mesa de debate sobre las implicancias del uso del agua en los sistemas productivos de Uruguay, que contó con la presencia del Ing. Agr. Tabaré Aguerre (Comisión Ejecutiva Interministerial para Asuntos de Riego), Ing. Civil, Teresa Sastre (Dinama), Ing. Quím. Alejandro Nario (Dinacea), Ing. Agr. Daniel Rubio (Regadores Unidos del Uruguay).
El profesor del departamento de Producción Vegetal de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” Eemac de Facultad de Agronomía, indicó que “el riego suplementario, permite incrementar los rendimientos y la estabilidad productiva.
Asimismo, los resultados primarios obtenidos en maíz y soja bajo riego, muestran la posibilidad de mejorar las condiciones ambientales de la agricultura de secano al disminuir las pérdidas de nutrientes al mejorar la absorción y la posibilidad de reducir las dosis de fertilizantes fosfatados en los sistemas agrícolas”.
El profesional sostiene que es importante precisar dos conceptos, cuando se considera la aplicación de riego en cultivos que se realizan mayoritariamente en condiciones de secano: “El primero, es que el riego agrícola en forma habitual se piensa como una solución para situaciones de sequías extremas. Sin embargo, se debe aclarar que, en ese tipo de situaciones hídricas, el riego tal como se diseña en el país, solo permite mitigar la situación hídrica, o sea disminuir la intensidad de los efectos, pero no soluciona totalmente las restricciones hídricas. Esto ocurre debido a que el diseño de las obras hidráulicas para riego es de carácter suplementario, la fuente principal de agua para los cultivos es la lluvia y el rol del riego es suplementar los requerimientos hídricos de los cultivos”.
El segundo concepto a destacar “es que la disponibilidad hídrica es el factor más relevante en la determinación del rendimiento de los cultivos de verano en Uruguay, debido a que estos cultivos realizados en secano presentan deficiencias hídricas prácticamente estructurales, ya que no se pueden modificar por medidas de manejo, porque las deficiencias se deben principalmente a condiciones climáticas y de suelos. Las deficiencias hídricas ocurren en la mayoría de los años en diferentes etapas del ciclo y con distinta intensidad. Entre los años 1995 y 2024, la información indica que, en Paysandú, ocurrieron deficiencias hídricas en el 90% de los años estudiados”.
En dicha serie de años se desarrollaron, “balances hídricos de suelo de paso diario y se detectaron deficiencias hídricas y respuestas productivas al riego suplementario en 27 de los 30 años. Las deficiencias hídricas fueron de diferente intensidad y ubicadas en distintas etapas del ciclo de los cultivos”.
Argumentos que justifican el riego agrícola
Giménez explicó que el argumento de mayor significancia, por sus efectos económicos y sociales directos e indirectos, “es el incremento en la productividad de los cultivos de verano, al comparar el rendimiento obtenido en cultivos regados y bajo condiciones de secano”.
La conclusión de un trabajo de investigación realizado al respecto, establece que “existen ambientes y conocimientos tecnológicos que permiten incrementar los rendimientos logrados en secano, en forma significativa, en la medida que se resuelva la disponibilidad hídrica de los cultivos a través de riego suplementario”.
El segundo argumento, consistente para desarrollar el riego en estos cultivos, “es el incremento en la estabilidad productiva con la aplicación de riego suplementario. Esto ocurre debido a que al resolver el principal factor en la determinación de los rendimientos de los cultivos de verano que es la disponibilidad hídrica, la variabilidad productiva deja de estar relacionada directamente a la distribución y volumen de las precipitaciones y pasa a estar determinada por la variación del resto de los factores que inciden en el proceso de fotosíntesis, básico para la producción de biomasa, y estos son la radiación solar y las temperaturas que también varían, no obstante, en menor grado que las precipitaciones”.
“Los argumentos identificados que provoca la aplicación de riego, es el incremento en la producción de granos de verano y en la estabilidad productiva, esto permite generar mejoras en las condiciones económicas de los sistemas productivos y esto conlleva además al aumento en la generación de puestos de trabajo por el incremento en la venta de insumos, transporte de granos y exportaciones. En síntesis, el riego agrícola permite una mejora sustancial en los aspectos económicos y sociales de la cadena productiva agrícola”, precisó Luis Giménez.
Fuente: Diario El Telégrafo